Existen muchos zapatos que han dejado huella a través del
tiempo a tal grado de influir en la moda y nuestra manera de verlos,
convirtiéndose en el centro de atención de más de una historia fantástica.
El primer zapato es todo un clásico de las películas
animadas: La zapatilla de “La Cenicienta”.
Este cuento es el ejemplo perfecto de que un par de zapatos
puede cambiar tu vida, por lo cual recordamos muy bien lo importante que fue la
zapatilla de cristal para que el príncipe y Cenicienta pudieran vivir felices
para siempre.
Las botas largas hasta la rodilla que le dieron forma al
gran papel de Julia Roberts en el film “Mujer
Bonita” (Pretty Woman) son de los zapatos más recordados por los fans. Estas botas
eran el complemento perfecto para el papel que representaba Roberts y
complementaban perfectamente su vestario.
Estos zapatos de verdad que marcaron una época en la moda,
ya que tenían un entorno futurista que los hacía muy impresionantes. Además
todos recordamos las grandes aventuras que vivió Marty Mcfly junto a sus tenis
en la saga “Regreso al Futuro”.
“El Mago de OZ”. Quizás las zapatillas rojas de Dorothy son
las más recordadas por muchas personas en el mundo. Este accesorio es parte del
gran personaje que realizó la hazaña de llegar a Ciudad Esmeralda en esta
fantástica historia.
Las zapatillas de “Sandy” en la escena final de “Vaselina”
son de los zapatos famosos que más impacto tuvieron en la moda de su década.
Corre Forrest, corre. Tom Hanks recorrió grandes distancias
en estos tenis a lo largo de la película “Forrest Gump”. Seguramente a muchos
nos inspiró a salir a correr de vez en cuando o a comprar unos zapatos
parecidos.
Entre los zapatos más famosos encontramos los de una extraordinaria
guerrera que se enfrentó a muchos rivales poderosos y a cada uno de ellos los
venció en la película “Kill Bill”.
Nuestro siguiente zapato famoso es el de Charles Chaplin. Él
inmortalizo su estilo de comedia con actuaciones únicas como la de “La Quimera
de Oro” en la cual prepara su zapato para que se lo pudiera comer debido a que
no había comida en la choza donde se encontraba. Una escena que mataría de risa
al más serio.